(Señale el dibujo para comparar con el corazón normal) |
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¿Cuáles son sus efectos?
En un corazón normal, la sangre pobre en oxígeno que viene de los tejidos del cuerpo es bombeada por el ventrículo derecho (VD) hacia los pulmones para su reoxigenación, a través de la arteria pulmonar (AP). En la Atresia Pulmonar, el camino entre el ventrículo derecho y los pulmones está bloqueado (1 en el diagrama).
Esta condición sería fatal al nacer si no fuera por dos remanentes de la circulación fetal que permiten que la sangre de los tejidos llegue a los pulmones. Estos son el Conducto Arterioso Persistente (CAP), pequeño tubo que conecta la arteria pulmonar con la aorta y que usualmente se cierra temprano al nacer (no se muestra en el diagrama) y el Foramen Oval Permeable (FOP).
El Conducto Arterioso Persistente permite que la sangre pase de la aorta a los pulmones. Sin embargo, la sangre que regresa del cuerpo a la aurícula derecha y al ventrículo derecho, no tendrían paso si no fuera por la presencia del Foramen Oval Permeable (FOP), y en algunos casos, por una Comunicación Interventricular. Esto permite la mezcla de sangre de las cámaras izquierdas y derechas del corazón y permite el paso de la sangre del cuerpo hacia el ventrículo izquierdo (VI), que bombea la sangre hacia los pulmones a través de la aorta y del Conducto Arterioso Persistente.
El niño puede sobrevivir mientras el Conducto Arterioso Persistente, el Foramen Oval Permeable y la Comunicación Interventricular permanezcan abiertos, aunque puede haber cianosis (síndrome del bebé azul), ya que la sangre con menos oxígeno pasa a los tejidos del cuerpo. También puede haber otros signos y síntomas como soplo cardiaco, respiración rápida y laboriosa, letargia e irritabilidad.
Cuando el ventrículo derecho es pequeño (hipoplásico), puede afectarse negativamente la formación de las arterias coronarias, que son los vasos que llevan la sangre oxigenada al músculo cardiaco. |